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LA PRENSA/AGENCIAS
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevén que en ese periodo la economía boliviana crezca entre 3,5 y 3,8 por ciento. En el estudio presentado ayer en el auditorio de CAF, los tres organismos presentaron un análisis de una serie de elementos que afectarán de forma directa al crecimiento regional, en el entendido de que la desaceleración del llamado “gigante asiático” y la caída en el precio de las materias primas incidirá de manera directa en los países emergentes, principalmente a los que dependen de sus recursos naturales.
La directora de Estudios Macroeconómicos de CAF, Adriana Arreaza, durante su exposición afirmó que la economía en la región comenzó a desacelerarse en 2011 por lo que las tasas de crecimiento están muy por debajo de las de la década anterior que rondaron el 5 por ciento, a excepción de algunos países.
Afirmó que para este año el pronóstico es poco alentador porque el crecimiento será a tasas más modestas de lo que se preveía, acordes con lo que sucede con el mundo. Explicó que esto es lo que se denomina “la nueva normalidad y cambio en las condiciones externas”, que si bien en su momento permitieron el crecimiento de la región ahora propician su desaceleración.
Entre otros hechos que afectan al crecimiento está la relatividad en los mercados internacionales debido a que los flujos financieros se hacen cada vez más escasos y también más volátiles, además de que las condiciones de financiamiento son cada vez más restrictivas.
De acuerdo con el estudio, los países exportadores de materias primas que aumentaron su exposición a China durante la pasada década, sufrieron una notable contracción de sus términos de intercambio lo que ha perjudicado a la actividad desde 2012, reduciendo tanto el poder adquisitivo de las exportaciones como la inversión en los sectores de materias primas.
Sostiene que llegó el fin del denominado “superciclo de las commodities” que golpea de forma particular a los exportadores sudamericanos de minerales y petróleo.
Los precios de las materias primas, hasta 2012 aproximadamente, tuvieron un crecimiento acelerado y comenzaron a caer cuando la economía globalizada empezó a desacelerarse. En el caso de los hidrocarburos, que afecta a economías como las de Bolivia, Venezuela y Ecuador, la caída inició a mediados de 2014 y la combinación de una demanda global un poco más débil y una sobreoferta incidirá en su crecimiento, señaló Arreaza.

ARCE DICE QUE BOLIVIA YA TRAZÓ PLANES EN FUNCIÓN A LAS NUEVAS PERSPECTIVAS
Ante las perspectivas presentadas, el ministro de Economía, Luis Arce, presente en el evento, señaló que la fórmula que está aplicando Bolivia en su economía que consiste en fomentar la demanda interna ha logrado que el país muestre un crecimiento expectable e incluso que supere los pronósticos de organismos financieros internacionales. Aunque las previsiones son poco alentadoras, no sólo para el país sino para la región en su conjunto, el Gobierno y el Banco Central de Bolivia (BCB) proyectan un crecimiento de entre 4,5 y 5 por ciento para este año.
En cuanto a la relación que tiene China con la región, Juan Vázquez del Centro de Desarrollo de la OCDE, dijo que se debe cambiar la relación comercial de venta de materias primas a ese país y comenzar a prepararse para años posteriores en los que el gigante asiático pretende elevar su demanda, acorde con la agenda que pretende implementar para mantener el liderazgo en la economía mundial. Según las proyecciones de la OCDE, CAF y la Cepal, para 2030 las exportaciones promedio, tanto de metales como de combustibles fósiles, podrían caer del 16 por ciento en la década del 2000 a un 4 por ciento y las de productos alimenticios del 12 al 3 por ciento.
Sin embargo, dijo, la recomposición del consumo chino abrirá nuevas perspectivas para las exportaciones latinoamericanas, los servicios y el turismo. Ante este proceso, el estudio sostiene que los países de América Latina deberán modernizar su sector agrícola así como los servicios intensivos en conocimiento y tecnología para mejorar la participación de la región en la cadena global de valor. Al respecto, Arce dijo que Bolivia ha estado trabajando en función a estas nuevas perspectivas y puso como ejemplo el fortalecimiento y expansión de su frontera agrícola y la inversión que hace en la generación de energía eléctrica. “Hemos estado trabajando en dos aspectos en los que debería especializarse: en producción de energía y de alimentos. Creemos que no nos hemos equivocado en los dos elementos, estamos trabajando.
Cuesta que un país como el nuestro que no ha tenido una capacidad productiva arranque”, dijo. Sin embargo, reconoció que Bolivia debe invertir en logística, infraestructura y tecnología; pero que además el proceso de desarrollo que busca Bolivia tiene que estar acompañado por el apoyo de la inversión privada boliviana.