Hugo Ortega Dávalos
(Auditor Financiero)
Nuestro país, esta atravesando una crisis financiera o recesión económica debido a la caída de los precios de las materias primas que exporta. La crisis se manifiesta en la falta de circulante o de dinero para ejecutar y concluir las obras y proyectos que se encuentran actualmente paralizados; dichos proyectos están consignados en los Planes Operativos de las Gobernaciones, sub gobernaciones y de las Alcaldías y cuentan con contratos y documentos legales y algunos suscritos en moneda extranjera para su ejecución.
El Plan de Desarrollo Económico y Social formulado por el Gobierno Central para el periodo 2016 hasta el 2020, contempla la implementación de grandes obras de infraestructura de riego a fin de incorporar nuevas tierras para el cultivo de alimentos; también contempla la construcción de caminos departamentales, vías ferrocarrileras, parques eólicos, desarrollo tecnológico y muchos otros que tendrían un gran impacto y dinamizarían la economía; además, generarían fuentes de trabajo para cientos de profesionales que se encuentran sin empleo.
Bolivia para financiar su Plan de Desarrollo, necesariamente tendría que recurrir a la repatriación de las reservas internaciones que se encuentran en los bancos de EE.UU. y Europeos a cargo del Fondo Monetario Internacional; si bien, dicho Fondo depende de la ONU. y fue creado en la conferencia de Bretton Woods en el año 1944 con la finalidad de asegurar las relaciones económicas internacionales, la estadidad de los tipos de cambio y la convertibilidad de las monedas entre países; pero, el FMI no cumplen con sus funciones. Las reservas internacionales se encuentran depositadas mayormente en dólares americanos, que según informes del Banco Central, nuestro país tiene más de trece mil quinientos millones de dólares americanos y puede repatriar la totalidad o gran parte de dichos fondos al Banco Central de Bolivia; al respecto, el Art. 320 de la CPE Inc. IV dispone” El Estado Boliviano es independiente en todas las decisiones de política económica interna, y no aceptara imposiciones ni condicionamientos sobre esta política por parte de estados, bancos o instituciones financieras bolivianas o extranjeras, entidades multilaterales ni empresas transnacionales “.Ningún país lo pude impedir o prohibir hacer transacciones económicas, financieras y comerciales internamente en moneda extrajera, puesto que dichas reservas o fondos los ha obtenido de manera lícita a través de las exportaciones de las materias primas. El Banco Central tiene la función de administrar las reservas internacionales y en coordinación con el Órgano Ejecutivo puede aplicar políticas monetarias como la de transferir fondos a las gobernaciones y alcaldías y aumentar la venta de moneda extranjera a los bancos privados del país para que cubran sus deudas contraídas; dichas operaciones no afectaría a la estabilidad de la moneda nacional; más bien, mantendría su valor nominal.
El dinero de las reservas internacionales se convertiría en un instrumento de desarrollo económico y social para nuestro país. Es fundamental la repatriación para ejecutar o implementar las obras y proyectos de gran envergadura contemplados en el Plan de Desarrollo, y para ello, se tuviera que modificar o derogar la ley de inversiones, de tal manera que a las grandes obras se las permita fraccionar a fin de adjudicar y darles trabajo a las empresas constructoras nacionales que en su mayoría son medianas y pequeñas. No seria conveniente adjudicar las grandes obras o proyectos a las empresas transnacionales en razón de que estas empresas adjudican en partes la totalidad de las obras a las empresas bolivianas como sub contratistas.
Tarija, Abril de 2016