///
Quien puede dudar que cuando un sector determinado decide encarar medidas de presión extrema puede deberse a que agotaron todas las otras vías para encontrar respuestas a sus demandas, por lo menos así debería ser. Los antecedentes en nuestro país nos muestran que no necesariamente sucedió así pues en variados casos se abusó de la libertad que la democracia nos regala. No queremos entrar en el análisis de por qué tal sector asume tal medida y que hizo o hace una institución o autoridad para solucionar sus problemas, puede entenderse como apoyo a uno o a otro y en éste matutino caminamos siempre por la cuerda floja de la objetividad empujandonos a ser equilibristas de la noticia.
Los campesinos mantienen bloqueos en distintos puntos del Departamento aunque existen versiones de que se van levantando paulatinamente, pedían o piden el pago del Programa Solidario (PROSOL) que falta de la gestión 2015, un bono anual de Bs. 6.000.- por familia muy cuestionado por sus resultados y las normes cifras ya desembolsadas. Algo similar sucedió antes cuando se impuso el PROSOL y se tuvo a la región incomunicada por varios días, medida contundente que obligó al entonces Prefecto Mario Cossio a ceder ante la presión de la Confederación campesina encabezada entonces por el hoy Secretario de Gobernabilidad de la Gobernación, Luis Alfaro, así de redondo es el mundo y de irónica la política.
De hecho que ningún bloqueo ayuda, siempre perjudica ya que todo se detiene, en especial la economía regional, el comercio se paraliza, los productos dejan de circular desde sus fuentes o fábricas hasta sus mercados, si a la critica situación departamental le sumamos éste elemento es indudable que es como echarle gasolina al fuego. Este sector se ha mantenido firme y se le han ido sumando otras organizaciones en diferentes provincias, en la Gobernación se han visto intentos para solucionar el conflicto aunque por momentos también se percibió que podría dejarse que la medida se desgaste sola, arriesgada apuesta en caso de darse.
No apoyamos los bloqueos porque vemos en ellos la revelación de la incapacidad de diálogo y acuerdo que tienen tanto las autoridades como los dirigentes de organizaciones sociales, sin duda que a veces encontramos ausencia total de voluntad para llegar a una solución, de un lado y del otro, en ambos casos nos parece una irresponsabilidad si es que esa figura se presenta. El pueblo no tiene porque padecer las consecuencias de lo mencionado y a veces reacciona equívocamente generando escenarios de agresión y violencia, esperamos que ni autoridades ni dirigentes se atrevan a alentar la confrontación y no la solución, así la falta de responsabilidad se multiplicaría.
Vivimos momentos inciertos y hace falta diálogo franco, creímos en las mesas de concertación anunciadas por la Gestión Oliva en su inicio porque ante un panorama desalentador era preciso distribuir las cargas, tal vez ya sea tarde pero es más urgente entablar una mesa de encuentro que permita pulir una agenda que debe ser común para todos.