Alfredo Colque Machicado
Economista Máster
en Economía del Gas
y Petróleo
///
Son muchos los calificativos con los que se podría definir la vergonzosa administración de más de diez años de Exposur, como también son muchas las cosas que no se conocen de la misma, debido a que las denuncias de corrupción que proliferaron desde sus inicios, quedaron solo en eso “denuncias”, lo único que desde el pueblo sabemos a detalle es que todos aquellos que estuvieron al frente de la administración de la Exposur se destacaron por el mal manejo económico, una práctica que tristemente se volvió común en estos últimos diez años.
Por eso quiero creer que lo manifestado en los pasados días por el Presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Tarija (CAINCOTAR), Ing. Víctor Fernández, principal responsable de la organización de la primera versión de la Fexpo Tarija 2016, de que este evento fue totalmente improvisado, es simplemente un lapsus como resultado del negro pasado de la Exposur, así como de los nervios de una primera experiencia público privada. Y no como una declaración anticipada de que el sector privado levantara las manos en este importante desafío, en la que los roles se intercambiaron a medias, pues si bien este tipo de actividades ya no son íntegramente organizadas por el sector público, todavía tiene un cordón umbilical que considero debería cortarse de manera definitiva, para que a partir del 2017 sea el sector privado quien administre el cien por ciento de la Fexpo Tarija.
Propongo esto, por el hecho de que en los últimos 10 años la EXPOSUR, bajo la administración pública, gasto en promedio 9 millones de bolivianos cada año, demostrando de manera repetida la incapacidad de los administradores públicos y la corrupción a la que fue sometida el dinero de los tarijeños, generando pérdidas a las arcas públicas y decepción al sector privado, que pese a todo, año a año confiaba en la única ventana hacia el mercado que tenían para exponer sus bienes y servicios.
Por eso creo que mientras el sector público tenga algo que ver en una actividad que reitero desde mi punto de vista debería ser cien por ciento privada (me refiero íntegramente a la administración de la Fexpo Tarija), la sombra de la corrupción seguirá presente como una gangrena que si no es extirpada de raíz, se expandirá por necrosis hasta que el resultado sea la misma muerte, supongo que esto no es lo que quiere el empresario privado, que ha luchado por años para consolidar un principio fundamental para su sector que es lucro, es decir invertir para ganar. Pero para esto el privado a través de sus representantes institucionales no debe olvidar que la empresa privada es la columna vertebral económica de cualquier sociedad, pues es el negocio o el comercio privado el que produce la riqueza y el estatus de esa sociedad.
Debemos resaltar este aspecto debido a que los resultados positivos de la primera versión de la Fexpo Tarija, abrieron los ojos de algunas altas autoridades de la administración pública, respecto a que pretenden recuperar a cualquier costa la administración de esta feria o por lo menos no permitir al sector privado el control del cien por ciento, entendiendo que no importa quién lo administre o como se llame, este tipo de actividades son un buen negocio.
Buen negocio para los administradores públicos que lo único que les interesa es administrar sin control los dineros del estado, sobre todo cuando se trata de la contratación de artistas internacionales, en las que el sobre precio, es el indicador que mide el éxito de los organizadores y esto está mal porque el rol del sector público no es ese, sino apoyar las iniciativas privadas e investigar los comportamientos poco éticos puestos a la luz y, de acuerdo al debido proceso, buscar que se sancione a los responsables. Reforzando el mensaje de que no es posible que “lo que fue pensado para todos sea aprovechado por unos pocos”.
En síntesis lo que se ha logrado, con esta primera versión de la Fexpo Tarija, es un cambio a medias de la posta, ahora está en manos privadas, a través de su institución colegiada (CAINCOTAR), si quieren seguir con este globo de ensayo o deciden de manera definitiva su rol dentro de la economía tarijeña y exigen a las instituciones públicas dar un paso al costado en la administración de la Fexpo Tarija y asumir en su totalidad el único espacio ideal para establecer trabajo y esfuerzo conjunto del sector empresarial, grandes, medianos y pequeños empresarios que desean ponerle el hombro al pueblo de Tarija.
La Fexpo Tarija es un buen negocio, que debe ser administrada por el sector privado, que son quienes invierten y se arriesgan, además porque si le va bien a los empresarios privados, nos ira bien a todos.
Sigue sus artículos en
www.eleconomistasite.wordpress.com