VÍCTOR BURGUETE/BOLINFO/TARIJA
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La libertad de prensa en el país no atraviesa por su mejor momento. En el último año Bolivia ha descendido tres puestos en el ranking mundial de libertad de prensa que elabora cada año la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF). En la actualidad Bolivia se sitúa en el puesto 97 de un total de 180 países.
En esa lista, publicada el pasado 20 de abril por la organización internacional que vela por los intereses de los periodistas, Bolivia aparece detrás de países como Liberia, Bután, Kenia o Túnez, una muestra de que la independencia periodística no está completamente garantizada en el país. Los resultados del resto de países de la región tampoco son demasiado esperanzadores y, de hecho, RSF advierte que en 2015 la situación de libertad de prensa en todo el continente americano se deterioró producto “de las crecientes tensiones políticas, alimentadas por la recesión económica, la incertidumbre sobre el futuro y los repliegues comunitarios”.
Según la organización, los principales obstáculos a la libertad de prensa los constituyen la violencia institucional -como se registra en Venezuela (139º, -2 posiciones en el ranking) y Ecuador (109º)- y el crimen organizado -Honduras (137º, -4)-, así como la impunidad –Colombia (134º, -6)-, la corrupción -Brasil (104º, -5)-, la concentración de medios de comunicación –Argentina (54º)- y la vigilancia en Internet -especialmente en Estados Unidos (41º)-.
“México, Colombia y la mayoría de los países de Centroamérica padecen los estragos del crimen organizado: carteles, grupos paramilitares y narcotraficantes. El trabajo de investigación es peligroso en estos países –en ocasiones, incluso imposible–, frente a la determinación y el grado de violencia que se alcanza, que va hasta las decapitaciones. México (149º, -1) esta marcado por una larga serie de asesinatos de periodistas, crímenes relacionados con la corrupción y el narcotráfico”, señala el informe.
El mayor descenso en la clasificación corresponde este año a El Salvador, que pierde 13 posiciones (58º). En América, dice RSF, es frecuente que las autoridades ejerzan cierto control sobre los medios de comunicación. En Panamá (91º) por ejemplo, que pierde ocho posiciones, el acceso a la información sigue parcialmente bajo el control del Estado. La cobertura de temas delicados, como la corrupción, da lugar a procesos legales por difamación. El país de la región en el que la situación de la libertad de prensa se encuentra en peor estado sigue siendo Venezuela (139º).
En el lado opuesto, Costa Rica (6º, +10) sigue a la cabeza de la clasificación de la región, e incluso se encuentra en el grupo de los diez primeros países a escala mundial. Con una legislación muy favorable para la prensa y un verdadero reconocimiento de la profesión periodística, es el único país de Centroamérica que no padece altos índices de corrupción y las consecuencias que estos generan en el acceso a la información. Jamaica (10º, -1) y Canadá (18º) completan el podio, incluso a pesar de que este último pierde diez puestos. La libertad de prensa sufrió mucho en Canadá a finales del mandato del Primer Ministro Stephen Harper.
En la región sudamericana, Uruguay en el puesto 20 y Chile en el 31 son, según este informe, los países en los que sus periodistas más garantías tienen para ejercer la profesión.
Bolivia
En el último año, el país ha visto como varios de los periodistas más reconocidos como Amalia Pando, John Arandia o Enrique Salazar tuvieron que dejar los medios de comunicación en los que trabajan por, según argumentaron los periodistas, “presiones y asfixia publicitaria” por parte del Gobierno. Por otro lado, Carlos Valverde, periodista que destapó el escándalo Zapata y la empresa China CAMC, ha tenido que afrontar procesos judiciales por su labor.
Para el ejecutivo de la Federación Sindical de la Prensa de Tarija, Evert Cárdenas, este retroceso en el lista de libertad de prensa se debe a los últimos sucesos políticos que ha habido en el país debido al referéndum que se ha llevado a cabo para determinar o no una nueva postulación del presidente Evo Morales.
“Hay casos sui generis en Bolivia, como el caso de Carlos Valverde que ha destapado un supuesto caso de tráfico de influencias y le ha costado procesos judiciales. Tenemos a la colega Amalia Pando, o a John Arandia, que ha sido descalificado recientemente de su postulación como Defensor del Pueblo, que han sido destituidos de sus medios de comunicación, no podemos afirmar si por presiones políticas o qué. Pero más preocupante es el caso de Amalia Pando que después de salir de un medio de comunicación radial de La Paz le dieron la oportunidad en otro medio de comunicación que también fue cerrado por la ATT, que es el organismo que regula el funcionamiento de los medios de comunicación”, indicó.
Es por esto que, para el representante de los periodistas Tarijeños, estos antecedentes y esta persecución a los periodistas en Bolivia ha sido un medidor de la libertad de prensa en Bolivia. “Es en ese sentido consideramos que ha descendido la libertad de expresión por estos aspectos que están dañando de alguna manera a la profesión”.
En el caso de John Arandia, que estos días ha sido noticia por su intento fallido de postularse como Defensor del Pueblo, luego de cinco años conduciendo el programa Todo a pulmón en Cadena A fue despedido. El periodista atribuyó su despido a presiones por parte del Gobierno.
“Yo no tengo ningún recelo contra mi ex medio de comunicación, porque entiendo al que fuera mi gerente, entiendo que mi profesión de periodista hoy no es compatible con los números de un canal de televisión, podía ser un rating pero no económicamente. Porque hoy hay una lucha que está delimitada por el poder con asfixia económica. Espero que lo entiendan”, dijo en su día Arandia.
De igual forma, la comunicadora Amalia Pando, ex conductora del programa En Directo de Erbol, salió de este medio de comunicación debido a la “asfixia económica” que según ella estaba realizando el Gobierno contra el medio de comunicación por sus posturas críticas contra la gestión del Ejecutivo.
Tampoco se libró el periodista de Red Uno, Enrique Salazar, a quien la cadena rescindió su contrato después de una acalorada discusión en directo con la ministra de Comunicación, Marianela Paco.
Quien no ha sido despedido de su cargo pero si ha tenido que afrontar presiones e incluso procesos judiciales es el comunicador cruceño Carlos Valverde, que destapó recientemente el escándalo de Gabriela Zapata y el supuesto tráfico de influencias. No obstante, la labor de Valverde como comunicador ha sido reconocida por La Asociación de Periodistas de Santa Cruz que ayer le nombró el Premio Nacional Libertad de Expresión.
No obstante, Evert Cárdenas, considera que hay que tener cuidado en no confundir la libertad de expresión con los ataques e insultos indiscriminados que algunas personas, e incluso periodistas, hacen por los medios de comunicación y por las redes sociales.
“Se trata de libertad de expresión no un libertinaje de expresión, hay muchos periodistas que han confundido la libertad de expresión con el libertinaje de expresión. La libertad de expresión con responsabilidad hay que defenderla a rajatabla y quienes estamos encargados de eso somos todos los periodistas en Bolivia”.
La libertad de prensa en Tarija
El departamento de Tarija también ha sido escenario de varios episodios de presiones contra periodistas como el caso del periodista yacuibeño Estaban Farfán quien fue detenido por supuestas calumnias. En su momento, el comunicador chaqueño, que hoy trabaja para la Alcaldía de Yacuiba, atribuyó su detención a su trabajo crítico con la corrupción y malos manejos de autoridades chaqueñas como el ex alcalde Carlos Bru, o los hoy asambleístas Jorge Arias y Wilman Cardozo.
El año pasado también en la ciudad fronteriza, la periodista Nataly Herrera denunció que tras varias entrevistas críticas a varias autoridades locales recibió mensajes en los que le amenazaban de quemar su casa y de violarla. Algo que en Yacuiba, es entendido como algo más que una simple amenaza ya que en 2012 el también periodista yacuibeño Fernando Vidal sufrió un ataque cuando emitía en directo su programa radial que le provoco serías quemaduras en el rostro y en el cuerpo.
Pero además de las presiones físicas y psicológicas en contra de los periodistas, existen otras prácticas que restringen la libertad de expresión en el departamento y en el país como es el dominio publicitario al que someten las instituciones a los medios de comunicación. Esa situación, es más notoria en departamentos como Tarija en la que la economía de toda la región depende casi en exclusividad de las instituciones públicas.
“Sin duda a nivel departamental los periodistas son coartados en la libertad de expresión o la libertad de emitir cualquier opinión, si hablamos en el género de opinión, ya que de alguna manera el funcionamiento de los medios de comunicación se ha regido por una economía de Estado. Y más concretamente de la Gobernación de Tarija. El tema publicitario ha sido una de las barreras fundamentales para que de alguna manera se condicione la opinión, o la línea editorial que pueda tener un medio de comunicación, bien sea escrito, radiofónico o televisivo”, considera Cárdenas.
A su juicio, en Tarija más que coartarse la libertad de expresión lo que se coarta es el derecho a la opinión. “Obviamente esto está siendo consentida por los medios de comunicación, en los propietarios en este caso, que marcan una línea política y de alguna manera presionan a los periodistas para que puedan ingresar en la misma bajo un sistema, si vale la palabra, de extorsión publicitaria”.
Sin embargo, el ejecutivo de la prensa tarijeña, considera que a pesar de que en Tarija se ha vivido y se vive esa presión publicitaria, existen “muy buenos periodistas que sí respetan la ecuanimidad e imparcialidad”.
“Hay buenos periodistas en Tarija pero ha habido propietarios de medios que han tenido que concretar negocios publicitarios a cambio de la libertad de expresión o de alguna manera para fijar su línea editorial”.
Aún con todo, y afortundamente, en el país no ha habido que lamentar muertes de periodistas por ejercer su profesión como sí ha ocurrido en otros países del mundo en este año. Solo en 2016 en el mundo han sido asesinados 13 periodistas. Además, en la actualidad hay 151 comunicadores encarcelados, 14 colaboradores en prisión y 162 internautas también tras las rejas, según las cifras que maneja RSF.
En Bolivia, el Gobierno recientemente ha creado la inauguración de la Dirección de Redes Sociales, una situación que preocupa a un sector amplio de la prensa más teniendo en cuenta las cifras que se manejan en otros países en cuanto a la detención y persecución de blogueros y periodistas. (eP)