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Muchas religiones hacen énfasis en el perdón como herramienta liberadora de sentimientos negativos que llegan a dar un beneficio a las personas afectadas, por una parte el perdonado tiene la oportunidad de continuar en paz con la persona que ofendió igualmente la persona que fue ofendida tiene esta misma oportunidad pero también tiene la libertad de no sentir que le deben algo.
No obstante hay dos sentimientos que nos impiden perdonar a las personas, uno es el deseo de venganza, cuando creemos y sentimos que esta persona debe ser castigada por lo que nos ha hecho, generalmente pensamos en hacerla sufrir.
Otro sentimiento o actitud similar es el orgullo en el cual creemos que nosotros, nuestras ideas y razones son más importantes que las ideas y razones del otros y por ello es el quien debería pedirnos perdón por lo que nos hizo.
No obstante el orgullo no siempre se satisface con que el otro pida perdón sino también indirectamente lleva a los deseos de venganza, el orgullo nos motiva a que dañemos a la persona aprovechando que quiere arreglar las cosas.
Como consecuencia de esto nos dañamos más y puede que el problema ya no sea lo que haya ocurrido sino la forma en que nos tratamos el uno con el otro.
El orgullo puede quitarnos amistades, robarnos oportunidades y hacernos sufrir mucho, o convertirnos en personas crueles que buscan sacar algo de los demás.
El orgullo es simplemente una actitud o sentimiento que debemos controlar porque simplemente nos quita mucho y no nos da nada.