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Sergio Reyes Canedo

El código moral de la Asamblea Legislativa Plurinacional, donde el MAS tiene un mayoría, intenta aprobar una ley que relativiza el concepto universal de hombre y mujer, basado en la asignación o predeterminación biológica, introduciendo un eufemismo de moda como el de GENERO, que desde mi punto de vista, es una seria amenaza a la institución de la Familia y la Educación en Bolivia.

No es coincidencia que varios gobiernos de corte populista que actualmente ocupan el espacio de decisión política en la región latinoamericana, estén ligadas a la estrategia de negación de la existencia de un trino-Dios, sino también, a ejecutar un plan pensado y editado, que afrente el sistema de creencias basadas en la doctrina bíblico cristiana.

El exitismo político, que busca “alternativas” disfrazadas de filosfías nuevas y compresiones «modernas» del orden natural establecido por Dios, esta promovido por organizaciones fundamentalistas que buscan “legalizar” esas posturas, que tuercen las enseñanzas bíblicas y alientan la desconceptualización de ese orden, intentando penetrar el pensamiento colectivo en los países Latinoamericanos, aprovechando la corriente neo-socialista que ha resurgido desde hace 17 años en la región, hoy en franca declinación.

El destacamento teórico de la cosmovisión andina en Bolivia, por ejemplo, intenta devaluar la educación basada en la doctrina bíblica de las enseñanzas y revelaciones de Jesucristo, a tal punto,que es posible afectar la educación pública basada en la libertad de enseñanza, por una diferente cuya imposición dogmática encamina la destrucción del sistema de creencias cristiano; entre cuyas muy graves consecuencias se afectaría la institución de la Familia y los valores universales que la fundamentan, promueven y garantizan.

No es extraño que los teóricos del Estado Plurinacional, hayan impregnado la “cosmovisión andina” y su nueva relevancia cultural con doctrina de “nueva era” haciendo una integración sincrética de ambas.

El concepto de GÉNERO en la actual Constitución Política del Estado, durante las faenas deliberativas de la Asamblea Constituyente, quedo demasiado claro que todos los asambleístas, referían a este concepto como el reconocimiento y garantía de derechos y obligaciones a hombres y mujeres biológicamente determinados. En ninguno de los debates de fondo  en la comisón respectiva, siquiera se puso en discusión estos elementos internalizados en todas las fuerzas políticas que ocuparon el escenario constituyente.

Sobre este contenido conceptual, se edificó las porciónes constitucionales de los artículos posteriores al art. 64 de la CPE, referidos a la Familia; indicando con absoluta claridad que el Estado PROTEGE la familia conformada por un hombre, una mujer, hijos e hijas bajo el concepto de género determinado en la biología de nacimiento.

Con sutileza, los teóricos que intenta desvirtuar este alcance conceptual, muestran el artículo 66 de la CPE, como una forma sistemática de “nueva” interpretación, apelando a los derechos sexuales y reproductivos garantizado en esa porción constitucional; mostrando como un “defecto” discriminador no “reconocer” la orientación sexual que puede asignarse cada persona en su libre determinación, promoviendo una nueva alternativa de interpretación constitucional distinta que enseñe que el concepto de “genero” es una asignatura “variable” con las condiciones psicológicas y/o fisiológicas que las personas de distinta orientación sexual a la “monogámica”, en su propia interpretación, pueden establecer nuevas “variables” a a ese concepto.

Quienes hoy intentan desvirtuar la signación del sexo como sinómimo de género en la Constitución, utilizando el falso debate de la discriminación de personas con otras orientaciones sexuales, constituyen un gravísimo riesgo que hacen vulnerables las garantías de protección al la institución de la familia, la adopción legal, los derechos mas básicos de niños, niñas y adolescentes y muchos otros elementos y valores que nuestra constitución protegen y ordenan garantizar.

El destacamento teórico de seudo.intelectuales que persiguen la peligrosa legalización y re-conceptualización de la asignación biológica del genero como sinónimo constitucional de sexo biológicamente determinado, se mueven en la espera de confundir al colectivo ciudadano que no “reconocer” la auto-asignación de “orientación sexual” es un acto discriminatorio.

Ante este burdo intento, hay que señalar que el estado y la gran parte de las tradicionales instituciones religiosas que promueven valores y principios universalmente aceptados, están en contra de la discriminación de las personas que se auto-asignan una distinta orientación sexual a la monogámica, pero, hacen marcada diferencia con el intento de “legalizar” estas nuevas tendencias que como señalamos, destruyen los valores, principios y bases de la familia y otra instituciones reconocidas en la CPE como fundamentales cimientos de la sociedad y colectividad en Bolivia.