Noticias El Periódico Tarija

Uno de los objetivos de la Alcaldía Municipal (HAM), que ejecuta a través de sus órganos operativos para el bienestar de la población, es velar por un medio ambiente saludable, la conservación del patrimonio natural, bla, bla, bla…

Así deben sonar los objetivos y metas sobre el medio ambiente para la actual gestión municipal: bla, bla, bla… porque todos los objetivos y nobles intenciones puestos en el papel, no son otra cosa que una gran farsa que no tiene nada que ver con la realidad. Solo basta con mirar a nuestro alrededor:

El río Guadalquivir, históricamente, la razón para establecerse en sus orillas, hoy casi la razón para huir debido a su podredumbre. Declarado patrimonio tarijeño (ley 2460), la alcaldía permite que chancadoras y volquetas hagan de él una mina de extracción de material, contaminando sus aguas y despojando de su hogar a los cientos de especies que en él viven; más de 30 toneladas de aguas servidas son vertidas directamente al Río Guadalquivir o a las quebradas que terminan en él; taxistas, micreros y otros inconscientes lavan sus vehículos, etc, dejando además de jabón, toda la porquería que el jabón saca; ninguna autoridad dice nada.

Las quebradas corren la misma suerte: desagües de barrios, lavanderías de vehículos y otras industrias tiran sus desechos a sus causes; algunos tramos embovedados para ganar votos de gremialistas, imposibilitando toda forma de vida y tornando el agua anóxica y fétida; otras se rectifican con torpes topadoras, entorpeciendo la depuración natural del agua y el rellenado de los acuíferos e incrementando la probabilidad de riadas

Las Lagunas de Oxidación, además de mal diseñadas, quedaron chicas para la creciente población, resultando en que el agua, todavía hedionda, sale de las lagunas casi tan sucia como entra, desembocando en la quebrada Sagredo, y después al Guadalquivir; y a pesar de su pestilencia, que causa malestar y enfermedades en barrios aledaños, la HAM no invierte 1 peso. A lo sumo hace lo que mejor sabe hacer: mentirle a la población sobre micro-plantas que ni siquiera están en el POA

El Relleno Sanitario de Pampa Galana, recibe 150 toneladas de basura diaria proveniente de casas, hospitales, mercados, etc. No se recicla nada (jeringas, vidrios, baterías, perros envenenados, tumores, etc) y el destino es el mismo: cavan una fosa, tiran la basura, le echan tierrita encima y se olvidan del problema. La tierra y los acuíferos subterráneos que contaminan, los tiene sin cuidado; en el relleno también están los mataderos “clandestinos” de chanchos, engordados con esa inmundicia, y vendidos sin certificar.

El agua potable se derrocha como si sobrase (¡267 litros por habitante por día!). ¡Los 1.000 litros cuestan en promedio 2 bolivianos! Y como no existen tarifas diferenciales, los que llenan sus piscinas regularmente o lavan sus vehículos a diario, pagan solo 20 o 30 Bs. más por mes que los que sufren racionamientos; el nivel del agua subterránea (más de 20 pozos municipales), quizá contaminada por EMAT, ¡baja 80cm. por año!

Para aprovechar el agua en la ciudad, donde las lluvias tienden a ser huracanadas y la época seca es el doble de la de lluvias, la HAM no construye atajados, zanjas de infiltración, sistemas de cosecha de agua, ni tampoco implementa tarifas diferenciales, o sensibiliza a la población, ni nada de nada: cuando llueve, ¡el río se lleva todo; y el resto del año nos mata la sequía¡

Basureros públicos solo existen en la plaza central y en un par de plazuelas y colegios, pero en los mercados o calles de la ciudad, no se encuentra uno ni con lupa. Y si no me creen, ¡boten la basura en un basurero público!

Las áreas verdes se venden o desaparecen con quichicientas excusas, como ocurrió, y sigue ocurriendo, en el menguado Parque Las Barrancas, y en diversos barrios (Panamericano, Juan Pablo II, Lourdes, San Martín, etc). En fin, si quieren saber porque no hay plazas y jardines municipales, ¡pregúntenle a Paz o, mejor, a su antecesor, quien se especializó en la venta de lotes!

La erosión avanza a pasos agigantados y con grotesca soberbia y la HAM se limita a observar (pero como quien asiste al teatro: de mirón) como los chivos, los chaqueos y los leñadores tiran abajo todo, y como el agua se lleva el suelo fértil. La HAM pretende no entender ni jota; sobre todo porque pueden trabajar en su especialidad: los loteamientos. Pero como si eso no fuese suficiente, se inventan una tradición que, por un lado, no tiene nada que ver con nosotros y, por otro lado, promueve la irresponsabilidad ambiental a través de la deforestación de nuestros bosques nativos

El Parque Zoológico Oscar Alfaro, patrimonio tarijeño, se cerrará próximamente debido al alto índice de mortandad (el más alto de Bolivia y Sudamérica), resultado del maltrato y la carencia de personal capacitado y comprometido.

El Parque Urbano y  nuevo Zoológico de Tarija, es otro engaño. Fue inaugurado con bombos y platillos el 2014, pero hasta el día de hoy, 10 de abril de 2016, todavía no podemos hacer uso de él. La población engañada con semejante inauguración, aun espera que algún día abra sus puertas para poder llevar a sus niños y, los animales enjaulados en el viejo zoológico, con menos suerte que las personas, esperan sobrevivir a la indolencia del ex y el actual alcalde.

El Matadero, desecha sus residuos sólidos en los rellenos de EMAT y sus aguas rojas (por la sangre) a la quebrada Cabeza de Toro, que a su vez desemboca en el Río Guadalquivir. Valga aclarar que, debido a tanta porquería, ¡esta zona hiede que da miedo!

Ornato Público trabaja en algunas plazas (central, Sucre y Uriondo) y avenidas (Las Américas), pero por la circunvalación, Aranjuez, o San Jorge, ni siquiera aparecen (deben pensar que es otra ciudad); no arborizan ni 1 cuadra y si alguien voltea un árbol con o sin razón, ornato no dice ni pió

Las obras municipales se caracterizan por tirar abajo una gran cantidad de árboles, sin minimizar el impacto, ni mitigar daños ambientales y, por supuesto, sin la ficha ambiental correspondiente (re-asfaltado del casco viejo, nuevo puente vehicular, pasarela en Av. Las Américas)

El sector privado (ladrillerías, avícolas, mecánicas, curtiembres, etc.), lo mismo: nadie cumple con la Ficha Ambiental; nadie minimiza el impacto, nadie lo mitiga, en fin, hacen lo que les parece. Total, nadie fiscaliza (o si lo hacen, es bajo la mesa)

La flora nativa, amenazada por el mal manejo de los suelos, la sobre-explotación de algunas especies, como el churqui y el algarrobo, que ahora está siendo deforestado como consecuencia de la forzosa introducción del Chancho a la cruz a nuestra cultura, y la tendencia de reforestar con eucalipto, pino, etc, corre el riesgo de desaparecer y, con ella, la biodiversidad asociada a esta flora.

La contaminación auditiva (motos, bocinas, obras), aérea (el polvo de las construcciones, tinglados, etc.), visual (los galpones de la HAM y el cablerío que desentona con la ciudad), etc, crean en esta ciudad mediana un relajo típico de una ciudad caótica, grande y desordenada

Contaminación química u otra (¿?), no se sabe, pero se dice que Tarija ostenta la tasa de cáncer más alta de Bolivia, y sus causas son posiblemente el tipo o abuso de agroquímicos y plaguicidas, o algún yacimiento natural o quien sabe que. Lo que si se sabe, es que el tema no le quita el sueño a la HAM: ¡nunca hicieron nada para averiguarlo!

Como les decía: el objetivo de velar por el medio ambiente, no se cumple en lo más mínimo, porque ni cuida (el Guadalquivir), ni planifica (lagunas de oxidación), ni implementa políticas de consumo (agua potable), ni prevé (riadas y sequía), ni invierte en problemas concretos (basureros públicos) ni conserva (áreas verdes), ni fiscaliza (obras publicas y privadas), ni emplea personal capaz (zoológico), ni le interesa esta tierra (Relleno Sanitario de Pampa Galana) ni sus costumbres o paisajes (flora nativa, erosión), ni peor aun, instaura programas educativos e investigativos (cáncer) para lograr soluciones integrales a mediano y largo plazo, ni nada de nada.

La lista de actos dudosos, criminales y despiadados, indiferencias, descuidos, negligencias, etc, es larga cuando se trata del medio ambiente. En general, la HAM se hace la desentendida; en algunas, parece un murciélago: ciega de nacimiento, pero con un sistema de ecolocación muy certero cuando se trata de grandes concesiones y negociados, como «el chanchito a la cruz»; y en otras, adopta una posición descaradamente incomprensible, argumentando que “ellos no tienen nada que ver con el desastre ambiental en la ciudad”