REFLEXIONES DESDE EL CURSILLO…..Ustedes serán mis testigos

Nayú Alé de Leyton

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Mientras caminamos en este tiempo de Pascua, nos regocijamos con la resurrección del Señor.
La resurrección del Señor es el fundamento de nuestra fe; la fe en la resurrección de los muertos es la razón y la fuerza de nuestra esperanza.
La fe cristiana es específicamente fe en la resurrección de Cristo y de todos, y fe en aquella transformación total que serán “los cielos nuevos y la tierra nueva”.
El testimonio de los cristianos es la testificación de la Pascua.
Jesús resucitado, todavía con las llagas vivas pero ya gloriosas, da a sus primeros seguidores esta misión: “Ustedes serán mis testigos”. (Lc. 24,48). Testigos de su vida en la tierra, de su muerte y de su resurrección.
A nosotros nos toca también ser testigos, proclamando la victoria de Jesús sobre el pecado, la esclavitud y la muerte.
A nosotros nos toca ser las voces que proclaman la resurrección, la victoria de Jesús.
A nosotros nos toca llevar la buena noticia a todos los rincones, para que los que estén ciegos vean y para los que estén sordos escuchen.
A nosotros cristianos nos toca ser testigos de la resurrección, allí  donde falte el pan, el trabajo y la justicia.
A nosotros cristianos que nos llamamos hijos de Dios, nos toca ser testigos de la resurrección, allí donde haya soledad, incomprensión, discordia y ausencia de amor.
A nosotros cristianos nos toca llevar la noticia de la resurrección, allí, donde Cristo es un desconocido, donde sus dioses son los placeres y el dinero.
A nosotros nos toca ser testigos, en cada hogar, comenzando por el nuestro, en los hogares pudientes y pobres.
A nosotros nos toca ser testigos, llegando a los corazones de nuestros hermanos solitarios, deprimidos, desilusionados; para hacer nacer en ellos la esperanza que da la fe.
A nosotros nos toca ser testigos, abriendo los brazos y el corazón a nuestros hermanos los marginados.
No podemos hablar de la resurrección y de la pascua, si no somos testigos y misioneros, y saber conjugar nuestra fe con el compromiso en la lucha por nuestros hermanos, porque no nos olvidemos del grito de Jesús en la cruz: ¿“Por qué  me has abandonado”?
Por eso ese grito ha sido lanzado entre nosotros, con desolada razón, al ver el abandono de los seres que sufren y no conocen a Dios.
Nuestra esperanza es “contra toda esperanza”, este es el desafío de nuestra fe.
Es importante que todos y cada uno de nosotros, recordemos siempre que el dar razón de nuestra esperanza, debe traducirse en actitudes y actos diarios, en la familia, en el trabajo, en la lucha diaria, en la oración, en la tristeza, en la alegría de la fiesta, siempre siendo testigos, es decir dando testimonio de fe con nuestra vida.
Ser testigos es salir a sembrar la verdades del evangelio en la vida de tantas almas tristes, que caminan sin rumbo y sin fe.
Es llevarles el amor de Jesús, para que el calor de su amor abrigue sus vidas.
Porque resurrección, pascua son palabras traspasadas de aleluyas, porque es el triunfo de la vida sobre la muerte, es nuestra alegría, es nuestra esperanza de vida eterna.