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Armando Méndez Morales
Profesor Emérito de la UMSA y expresidente del Banco Central de Bolivia

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El principal indicador para analizar el comportamiento de la economía es la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en términos reales. Con esto lo que se requiere medir es la expansión de la economía tanto como productora de bienes como de servicios, al margen de la variación de precios. Con esto la economía mide la variación del “volumen”.
También se puede medir el PIB en términos nominales, situación en la cual se toma en cuenta la variación de precios. Cuando la tasa de crecimiento del PIB en términos nominales es muy superior al medido en términos reales, quiere decir que la economía vive en un proceso de inflación de precios, lo que se refleja en el aumento de la economía en términos monetarios, pero no reales.
Este indicador toma relevancia y mayor interés para las empresas, hoy, dado que existe una disposición gubernamental que dispone que si el crecimiento del PIB real al tercer trimestre del año y medido en términos anuales es superior al 4,5 %, las empresas tienen la obligación de otorgar un beneficio extraordinario a sus trabajadores, que consiste en un segundo aguinaldo, con cargo a ese año.
Cómo el dato de crecimiento de la economía sólo se puede conocer cuando termina el año, el gobierno decidió aplicar esta medida aplicando el crecimiento del PIB al tercer trimestre, anualizado, (a doce meses). Pero el gobierno no esperó, como correspondía, el cálculo de este indicador a cargo del INE, sino que bajo su propia “estimación” o proyección dispuso que se otorgue este beneficio extraordinario antes de que oficialmente se conozca la medición inicial de este indicador que, como se dijo, publica el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Al momento de escribir este comentario se observa que el último dato disponible, en la  página web del INE, sobre el comportamiento de este indicador es hasta el segundo trimestre del año 2015. Hasta entonces, la economía estaba creciendo por encima al 5 %. No se dice nada con relación al tercer trimestre, que debió conocerse antes de que concluyese el año 2015, y, por supuesto, antes de determinar otorgar un segundo aguinaldo.
La información conocida y con rapidez proveniente del INE es sobre el sector externo. No sólo que se disponen datos mensuales para el año 2015 sino incluso para enero de este nuevo año. El sector externo, tanto en exportaciones como importaciones es decisivo para el comportamiento de nuestra economía. Es conocido el hecho de que el valor de exportaciones de bienes cayó en un significativo 32 % y la de importaciones en un 7,5 %, lo cual tiene que haber impactado negativamente en el crecimiento de nuestra economía.
Es conveniente hacer una comparación de estos datos del sector externo con lo acaecido el año 2009 donde la economía mundial vivió una crisis, que se tradujo en un deterioro del comercio exterior, y que afectó fuertemente a Bolivia Ese año, el valor de las exportaciones de bienes cayeron en el orden del 22 %, no tanto como el año 2015, y las importaciones cayeron en un 11 %, lo que impactó en el crecimiento económico de ese año.
El año 2009 el comportamiento del PIB en términos reales cerró con un crecimiento anual del orden del 3,4 %, con una ausencia de crecimiento en el gasto público total (gobierno y empresas) y un modesto crecimiento del gasto en capital.
Con los datos que se disponen al mes de noviembre del año 2015 se observa el siguiente comportamiento anual del sector público: una caída del gasto público del orden del 1,5 %, pero con una caída significativa en el gasto en capital (inversión pública) ya que éste muestra una reducción del 11 %.
Durante todo este tiempo se ha insistido mucho en que la dinamicidad de la economía boliviana descansa sobre la demanda interna, donde juega un rol protagónico el gasto del sector público. Si este ha comenzado a contraerse como consecuencia de la caída de ingresos, principalmente por los impuestos que se recauda por las exportaciones de gas, lo que, por una parte, es sano, ya que el gasto público debe ajustarse a los ingresos generados por los impuestos y marginalmente del endeudamiento, quiere decir, por otra parte, que la demanda interna ha recibido un shock negativo, que se traduce en una menor expansión de la economía nacional, luego de que en los años pasados el gasto público tuvo una continua expansión.
Si se considera el comportamiento del sector público, excluyendo las empresas públicas, se debe destacar que mientras el año 2006 el gasto público representaba el 30 % del PIB, para el año 2014 representó el 40 %.
Si concluimos con que el gasto del sector público (gobierno y empresas) se ha contraído y también el sector externo, escenario parecido al que el país vivió el año 2009, año en que la economía solo creció en un 3.4% es muy difícil que el año 2015 la economía boliviana hubiese crecido a una tasa mayor al 4,5 %.