Verónica Ormachea G.
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Obama es un visionario. Establecer relaciones diplomáticas con Cuba, lo ha colocado en los anales de la historia como un líder excepcional. Ha cerrado una puerta más a los resabios de la Guerra Fría.
La histórica visita de Obama a la isla fue la primera de un presidente de Estados Unidos después de casi 90 años y se han acercado después de medio siglo a pesar de las diferencias ideológicas. Esto debió haber ocurrido hace años principalmente por los casi 1.9 millones de cubanos que viven en EEUU y porque Cuba está a apenas 90 millas de la costa. Un territorio estratégico que llevó a la crisis de los misiles nucleares soviéticos en 1962. Esto prueba que no es recomendable tener malas relaciones con el vecindario.
Estuvieron distanciados por la Guerra Fría. Pero lo más absurdo fue que siguieron alejados cuando la caída del Muro de Berlín en 1989. EEUU, sin embargo, emprendió relaciones diplomáticas y comerciales con China y Vietnam.
Raúl Castro solicitó, con acierto, que para garantizar el buen desarrollo de las relaciones, es fundamental dar fin al embargo y que se devuelva Guantánamo a su país.
Levantar el bloqueo es clave. Obama afirmó que éste va a terminar, pero no dijo cuando. Exige, con acierto, que la isla se democratice, llame a elecciones, devuelva las libertades ciudadanas y libere a los presos políticos. Una buena señal es que Castro anunció que se retirará de la política el 2018.
El embargo a Cuba es el más largo que se conoce en la historia moderna y depende del Congreso, cuya mayoría la tienen los republicanos, quienes deben aprobar una ley. El Tea Party, al que pertenece Ted Cruz es demasiado radical, y ahora que están en campaña, perderán miles de votos de los cubanos electores en el país del norte.
Ante la constante oposición del Congreso, Obama ha permitido el acercamiento con medidas de servicios empresariales, envío de remesas, viajes y telecomunicaciones.
Naciones Unidas condena el embargo cada año casi por mayoría. Suelen oponerse EEUU y su aliado Israel. Los países miembros argumentan que dicho bloqueo es el resultado de la pobre economía cubana que trae como resultado su no injerencia en el contexto internacional, lo cual es cierto.
Analistas de izquierda como Noam Chomsky argumentan que el embargo tiene el fin que se desconozca el exitoso plan económico de la isla caribeña y que éste pueda ser imitado en otros países latinoamericanos. Una opinión fuera de contexto porque Latinoamérica tiene otra realidad política y económica. Incluso está tomando un giro al centro por el fracaso del populismo inepto y corrupto.
Para muchos cubanos el bloqueo es un arma para culpar a EEUU de sus dificultades económicas. La realidad es que el modelo socialista ha fracasado, entre otros, por la mala administración, la escasez de alimentos, bienes y servicios y la restricción a las libertades ciudadanas.
Si miramos a la historia reciente, durante la Guerra Fría, Cuba sobrevivió por su dependencia de su aliada la entonces URSS y luego por recibir petróleo de la Venezuela de Chávez que después revendía.
Lo que sí se debe reconocer es que el pueblo cubano ha sido beneficiado con educación y salud gratuitas que no es poca cosa.
El hecho es que dicho acercamiento ha sido muy positivo para ambos países.