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La reciente visita del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a la Argentina y Cuba sigue siendo objeto de análisis en los distintos medios de comunicación de la región. Andrés Oppenheimer, periodista argentino radicado en los EEUU, opinó sobre la gira política.
«El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, encantó a los argentinos bailando tango durante su viaje al país, pero su visita podría ser recordada por marcar un nuevo ciclo de vínculos mucho más cercanos entre los EEUU y los países de America Latina», señaló.
Sobre el contexto regional en el que se produjo la visita del presidente de los EEUU, indicó: «Por designio o por suerte, Obama podría dejar su oficina con una Latinoamérica totalmente diferente a la región populista de izquierda que heredó siete años atrás».
Obama y América Latina
La visita de Obama, además de los análisis, también abrió el debate sobre el futuro de las relaciones exteriores de los países más importantes de América Latina. En este punto, cabe señalar que se redefinió el esquema de los vínculos comerciales con Cuba y que, por ejemplo, se encuentran abiertas las negociaciones para que los turistas argentinos que decidan viajar a los EEUU no necesiten una visa.
Mientras tanto, la llegada de la cadena Sheraton a la isla gobernada por los Castro y la autorización de los vuelos regulares se instalan como características pintorescas de un proceso histórico. «Existe una creciente especulación en los círculos diplomáticos de que en enero de 2017, cuando Obama deje el cargo, el mapa político de América Latina puede estar dominado por los pro-inversón, por gobierno amistosos con Estados Unidos en Argentina, Brasil, México, Colombia, Perú y otros países», aseguró Oppenheimer.
Y, luego, aclara: «Es irónico porque Obama, que estableció públicamente a Asia como el eje de su política exterior, nunca prestó especial atención a Latinoamérica. Cuando lo entrevisté por primera vez durante la campaña presidencial de 2007, reconoció que nunca había visitado la región y que no podía recordar el nombre de ningún presidente en ejercicio».
«Pero el viaje de Obama a Cuba y Argentina puede pasar a la historia como el inicio de un nuevo ciclo en la historia de América Latina. Y no estoy utilizando la palabra ‘era’ porque las tendencias políticas en la región rara vez duran más de 15 años», indicó.
Recientemente, el presidente de Bolivia, Evo Morales, perdió un referéndum para postularse a un cuarto mandato. En Brasil, un escándalo por corrupción y multitudinarias marchas sacuden la estabilidad de Dilma Roussef. En diciembre, la oposición venezolana se impuso en las elecciones legislativas. Y, en Argentina, Mauricio Macri derrotó a Cristina Kirchner. «Podemos llamarlo el ciclo del post-populismo, o el ciclo pragmático, o el final del ciclo autoritario-aislacionista de América Latina. Obama merece algo de crédito por esto», dijo Oppenheimer.
Los mitos fundacionales de la izquierda latinoamericana
La gira de Obama tuvo un impacto inmediato en las proyecciones económicas y sociales de la región, pero también fue un suceso cargado de mensajes ideológicos. Sobre el presidente de los EEUU, Oppenheimer señaló: «Su normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba, su viaje a la isla la semana pasada con una delegación de empresarios estadounidenses, su firme repudio a la última dictadura militar en Argentina y su pedido de desclasificar los archivos de inteligencia de EEUU sobre ese oscuro período de la historia en América del Sur están ayudando a desmontar algunos mitos fundacionales de la vieja izquierda latinoamericana».
Por su lado, el presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró que la economía cubana «está empezando a cambiar». El mandatario elogió el «espíritu» de esos emprendedores y destacó que Estados Unidos «está listo» para ayudarlos a «tener éxito».
«La conclusión es que creemos en el pueblo cubano», subrayó el mandatario.
Según Obama, como ocurre ahora en Cuba, algunas de las grandes compañías privadas de EEUU «nacieron pequeñas, incluso en un garaje». A juicio del mandatario, cumplir las «aspiraciones» del pueblo cubano dependerá de consolidar el sector privado en paralelo a la acción del Gobierno, una tarea que «no es fácil», según admitió.
En cuanto al régimen de los hermanos Castro y el futuro del vínculo con EEUU, Oppenheimer expresó: «La apertura diplomática y económica de Obama a Cuba desacredita la excusa de la dictadura militar cubana, que dice no poder permitir elecciones libres ni libertad de expresión o de reunión porque la isla está bajo amenaza de un ataque militar de los Estados Unidos. Después de los gestos de Obama con el régimen de Castro, esa excusa suena más ridícula que nunca».
EEUU, la dictadura Argentina y «la izquierda fuera de lugar»
Con la llegada de Obama, hubo manifestaciones en su contra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en Bariloche. Participaron organizaciones kirchneristas como Encuentro, Memoria, Verdad y Justicia. Además de grupos de izquierda como el Partido de los Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero y el Movimiento Socialista de los Trabajadores, que intentaron llegar a la embajada pero no pudieron. En ninguna de las movilizaciones hubo incidentes. Al lado del inmenso despliegue gubernamental y el aún más grande operativo de seguridad, las marchas quedaron opacadas.
«La vieja guardia de la izquierda Argentina, que llevó adelante grandes protestas contra Obama durante la visita que coincidió con el aniversario del golpe militar, parecía estar totalmente fuera de lugar señalando a los Estados Unidos como el principal culpable de ese período oscuro de la historia», explicó Oppenheimer.
«De hecho, Washington miró hacia otro lado cuando hubo abusos contra los derechos humanos durante los primeros meses de la junta militar. Pero eso cambió drásticamente después de que el ex presidente Jummy Carter asumió el cargo en 1977», concluyó.
El fin del auge de los commodities
«Es económica la principal razón para el cambio de la tendencia política actual en Amércia Latina: el auge mundial de los commodities que ayudó a crecer a América Latina durante la década de 2000 se ha terminado, y los países de la región necesitan con urgencia, para crecer, inversiones extranjeras y lazos comerciales renovados», aseguró el periodista en una columna publicada por Miami Herald.
«La fiesta populista ha terminado porque no hay dinero para pagarla», dijo.
Por último, indicó: «Es probable que Obama pase a la historia como un buen presidente para la región, aunque nunca gastó mucho tiempo ni energía en América Latina. Sería una deshonra histórica que el próximo presidente de los Estados Unidos, heredero de una región mucho más amigable, fracase en la construcción de nuevos puentes económicos – en lugar de paredes – para el beneficio de ambas partes».