Alfredo Colque Machicado
Economista Máster
en Economía del Gas
y Petróleo
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La histórica visita del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Barak Obama, a la República Federal de Argentina, sin lugar a dudas que cambiara el escenario energético de toda Sudamérica, y Bolivia debería en franca estrategia de sobrevivencia asumir las medidas que sean necesarias para no quedar fuera de este nuevo escenario, pues sucede que compañías norteamericanas tienen previsto invertir en los próximos años 20.000 millones de dólares en el sector energético, dirigiendo su vista en Vaca Muerta, que es la principal formación de Shale (petróleo de esquisto o shale oil y gas de lutita o shale gas) situado en la Cuenca Neuquina en las provincias de Neuquén, Río Negro y Mendoza.
De hecho que este nuevo escenario modificara el tablero de la industria hidrocarburífera en toda Sudamérica, todo apunta a potenciar el comercio bilateral entre E.E.U.U. y el país gaucho para darle un nuevo aire, en buenos aires al clima inversor, me pregunto si Bolivia está preparada para este nuevo escenario, mientras esperamos la respuesta, les comento que Argentina se está enfocando seriamente en la producción de gas, para reducir sus importaciones de Qatar y Trinidad Tobago, que por cierto le cuestan una fortuna, para esto el Presidente Mauricio Macri hizo un acuerdo con los hold outs (deuda que tiene con bonistas extranjeros), además derogará dos leyes del anterior gobierno kirchnerista, para pagar esta deuda y salir del default, por ende tener acceso a capital extranjero sobre todo de compañías norteamericanas.
Cuando se pague esta deuda Argentina quedara abierta a inversiones extrajeras (compañías norteamericanas), que tienen por objetivo principal invertir en el sector energético para acelerar el recorte energético, eventualmente este recorte de importación llegara a Bolivia.
Lamentablemente mientras Argentina avanza hacia el futuro a paso firme, Bolivia retrocede como el cangrejo, véase lo que sucedió con Lliquimuni pozo LQC-X1 del que anticipada e irresponsablemente anunciaron un potencial de 50 millones de barriles de petróleo y 1 trillón de pies cúbicos de gas y no encontraron absolutamente nada de eso, sin embargo pese a la millonaria inversión que se generó para encontrar nada, se pretende seguir gastando como si 500 millones de dólares mal gastados no significarían nada para el pueblo boliviano.
En la industria de los hidrocarburos debemos ser serios, debido a que esta industria requiere de millonarias inversiones, lamentablemente esto, es lo que les faltó a las autoridades del sector en nuestro país, que a pesar de saber que en la década del 90 se perforaron cuatro pozos en esa zona y resultaron secos, decidieron arriesgarse, pese a que la información técnica preveía resultados negativos y no es que este campo se encuentre en el departamento de La Paz, que está caracterizado por ser una zona no tradicional en materia hidrocarburífera, sino que se creó grandes y falsas expectativas a la posibilidad de generar nuevos ingresos a partir del éxito casi asegurado de la fase de exploración.
Algo que sucede en nuestro país, que está mal y debe cambiar, es que sobran anuncios políticos y faltan datos técnicos e información certera que permitan tomar buenas decisiones en la industria energética, sobre todo en exploración, subrayo este tema debido a que la caída internacional de los precios del petróleo atrapó a los bolivianos, como los chilenos nos sorprendieron en 1879 cuando nos robaron el mar, es decir disfrutando del carnaval económico, debido a esto más de 300 gobiernos subnacionales en todo el país se ven afectadas con esta disminución de recursos, volviendo a recibir lo mismo y tal vez menos de lo que se percibía en el año 2005, gobernaciones y municipios más pobres y pequeños son los más perjudicados con esta mala política energética.
Del mismo modo creo que la Ley de Hidrocarburos 3058 ya no es un marco referencial para la política energética del país y es necesario su cambio, además de la implementación de una verdadera “Política Nacional para el desarrollo integral y sostenible de Bolivia”, porque es hora de que los beneficios económicos de la explotación de nuestros recursos hidrocarburíferos deben ser administrados para mejorar el estándar de vida y asegurar el desarrollo social y económico de todos los bolivianos, tomándose en cuenta las necesidades y demandas de las generaciones futuras.
En resumen debo señalar que mientras Argentina ve su futuro con preocupación y adopta decisiones oportunas que salvaran su economía, Bolivia vive el momento y lo disfruta sin preocupación más que la del presente, que simplemente es un espejismo. Amig@s lectores estamos a punto de perder el mercado argentino para nuestro gas y parece que a nadie le interesa, peor preocupa, por eso solo me resta decir, no llores por mí Argentina.