Noticias El Periódico Tarija

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Lo que el mundo considera «genio» es nuestro ángel interior actuando sin interferencias. Así es como funcionan los grandes hombres y mujeres. Es como se realizan las grandes obras maestras y brillantes, y como el propósito superior del ser puede llevarse a cabo. Aquellos que ingresan en este dinámico y poderoso estado descubren el reino celestial de los ángeles en la tierra.
A lo largo de la historia, nuestros más grandes artistas, músicos, escritores, actores, científicos, poetas, bailarines, filósofos, filántropos, figuras religiosas y, líderes mundiales -todos los héroes de la tierra- han sido hombres y mujeres que supieron cruzar sus propios puentes, conectarse con su ángel interior y, permitirle sobresalir y volar. Por lo general, su propósito primario era simplemente ayudar y darse a los demás seres amables. Esta intención de amor es tan poderosa que puede elevarnos por encima de nuestra sensación de ser seres limitados y permitirnos alcanzar verdadera grandeza de espíritu.
Para ser genuinamente sabios y poderosos en esta tierra, sólo necesitamos permitirnos ser y expresar con libertad los ángeles que, en verdad, somos en nuestro interior. Las obras nobles y excelsas vendrán junto con nuestros mayores logros y recompensas. Si somos dignos de la grandeza y la genialidad nos encumbraremos más allá de lo humano. Mientras que como seres humanos poseemos muchas limitaciones, nuestro ángel interior no conoce ninguna. Es ilimitado y eterno. Es nuestro don divino, o gracia que baraja la nobleza de nuestras almas.
Jamás podemos fracasar si estamos en sintonía con nuestro ángel interior. Desde ese lugar, todo lo que pensamos, hacemos y sentimos posee un poder ilimitado. Hasta dónde llegaremos depende de nuestro propio compromiso. Dentro de el compromiso están nuestra libertad de acción divina y la generosidad de nuestro espíritu. Estas son las semillas de la más alta gloria.
A veces los ángeles encarnados dejan este mundo temprano para que podamos sentir lo que significaban para nosotros y pensar acerca de su propósito y del nuestro en la vida.
Los ángeles pueden desencadenar huracanes de curación, impulsar maremotos de amor, derrumbar montañas de odio, derretir témpanos de envidia y evaporar océanos de dolor…