CRONICA
///
Una joven de 21 años, embarazada de 8 meses de su novio, no aguantó más su tormento y debió romper un antiguo pacto de silencio que tenía con sus hermanas acerca de no contar jamás lo que habían sufrido cuando iban a visitar a su abuela, en Chimbas.
Le contó a sus padres la cruda verdad. Que nunca había podido superar las situaciones de abuso (besos, manoseos y tocamientos con genitales) a las que la había sometido su tío, cuando ella tenía entre 11 y 13 años.
También le contó a sus padres que sus otras hermanas habían pasado por lo mismo. Así fue como que sus padres, lejos de no creerle, indagaron en las otras chicas y se encontraron con que una de ellas había pasado por lo mismo.
Así las cosas, tres de las cuatro hermanas declararon y los informes psicológicos confirmaron que no fabulaban. Es más, el dato más escalofriante es que la más chica, de 5 años en ese momento, incluso había tenido fantasias suicidas. Esa chica refirió tres hechos de abuso con el mismo tío que abusó de su hermana, incluso aludió haber sido obligada a practicar sexo oral.
Es por eso que, con esas declaraciones, la Justicia sanjuanina logró encarcelar a uno de los hombres, el que fue condenado a 9 años y 2 meses de prisión en un juicio abreviado, al que accedió al darse cuenta que no tenía escapatoria. El otro tío huyó, pero cayó a los pocos días, al mismo tiempo que se desarrollaba el juicio que encarceló a su hermano y que fue comandado por los jueces Maximiliano Blejman, Eugenio Barbera y el subrogante Matías Parrón (Sala III, Cámara Penal).