La Razón
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¿A qué altitud estaba?, pregunta La Razón. “No sabemos exactamente, pero estaba por debajo de la altura de seguridad. El porqué no se ha establecido, pudo deberse a una falla de algo, es una posibilidad, lo único que se puede ver ahora es que ha habido negligencia del piloto al estar a menor altura”, señala Edwin Gómez, jefe subregional de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
“Si hubiese estado a 1.500 pies como recomienda la norma, podría haber maniobrado para evitar estrellarse sobre el mercado”, agrega.
Tanto Gómez como Primo Loza, jefe del aeropuerto de esta localidad —situada a 140 kilómetros de Trinidad, capital departamental— , y Carlos Nacif, tío de dos de las víctimas mortales, descartan que el piloto, Joaquín Méndez Nacif, haya estado ebrio o efectuando piruetas como se denunció el domingo.
“Él no ha hecho una pirueta sobre el mercado, él ha caído ahí”, recalca el primero. “Estaba en el lugar cuando presentaron su plan de vuelos y no se les veía en mal estado”, asegura Loza.
“Hay mucha especulación y mucha mentira. Ellos hicieron un vuelo de prueba, los muchachos estaban totalmente sobrios, (…), es una falta de consideración que estén haciendo ese tipo de conjeturas”, sostiene el tío.
Sin embargo, en Santa Ana hay vecinos que sostienen todo lo contrario, y aseguran que Nacif, de 31 años, soltero y sin hijos, era aficionado a esas prácticas de riesgo.
Accidente. El siniestro les costó la vida a él y a sus tres acompañantes: José Elías Nacif, casado y padre de dos niños de cinco y un año; Jesús Rodríguez Mancilla y Henry Antelo Daza.
Cayó con las ruedas hacia arriba y comenzó a escapar el combustible (avigas-100) hasta que se produjo una explosión, que dejó con quemaduras a Julia Tapia Aguilar, de 52 años, y Lourdes Arispe Tapia, de 32 años