Noticias El Periódico Tarija

Gastón Cornejo Bascopé

“Los Tiempos”, 28 de enero 2016: “El Centro de Investigaciones Arqueológicas, antropológicas y administración de Tiwanaku. CIAAAT, solicitó a la National Geográphic (entidad norteamericana) y al convenio universitario de la UMSA, “financiamiento para estudiar el impacto de líquenes en el mayor patrimonio arqueológico mundial, o bien, a otras entidades si fracasan en su gestión” La nota agrega que el director ejecutivo Julio Condori descartó peligro para la estela pero reconoció “que a la larga pueden provocar deterioro leve”.

A ese propósito,  repaso mi experiencia en el tema. El 20 de agosto de 2009 (siete años) asistí como Senador a una sesión solicitada por un grupo de arqueólogos que había recibido del Ministro de Cultura, Pablo Groux,un frío memorándum de retiro.

En esa oportunidad me informaron que existía evidente arbitrariedad y corrupción en Tiwanaku. Que siendo Patrimonio mundial de la Humanidad, declarado por la UNESCO, su protección  debía quedar bajo la tuición del Estado y no del Municipio del lugar, como sucedía entonces. Que los concejales habían adornado el frontis de sus casas con piezas líticas sagradas. Que para la restauración de Akapana los contratados por el citado ministro apenas dos eran arqueólogos, los demás eran comunicadores y agrónomos. Que en el Museo, por defecto de construcción, entraba agua de lluvia y peligraba el monolito Bennet. Que la Puerta del Sol estaba invadida gravemente en toda su cara posterior (60%) con líquenes de difícil tratamiento y que el bello friso sufría importante deterioro eólico; que era preciso su tratamiento y el traslado inmediato al museo protector. Que el Ministro de Cultura y el Municipio de Tiwanaku eran los responsables de los trabajos ilegales y el comercio de piezas. Que el par de arqueólogos contratados no tenían ningún proyecto, plan aprobado, ni permiso para continuar las obras que dejaban inconclusas. Que en el área norte de Akapana se registró un abombamiento peligroso. Que lo importante era detener la labor en la parte superior de la pirámide. Que la excavación debía ser seguida de conservación paralela, y no lo estaban haciendo. Que se creaban dañinos pozos en épocas de lluvia. Finalmente, que los contratados no seguían el plan aprobado por la UNESCO y estaban trabajando bajo tuición municipal, fuera de la ley. Concluyeron expresando preocupados sobre la responsabilidad a futuro y las consecuencias de su deficiencia profesional.

Inmediatamente solicité, en colaboración con el Senador Díaz (+) una Petición de Informe escrita al ministerio responsable. La respuesta fue por peteneras. Denuncié la corrupción administrativa y la gravedad de la restauración técnica de improvisados y la instrumentación partidaria en todo el complejo arqueológico a la Cancillería, que no dio respuesta; a la UNESCO, que ofreció llegar a Bolivia en tiempo próximo, pero perdí mi poder de fiscalización y nunca supe el resultado del trámite iniciado.

Después de siete años la problemática continúa. El ministro de cultura fue premiado con una embajada en París. Ignoro si la filtración hídrica en el Museo ha sido reparada. Si la pirámide de Akapana se reconstruye por expertos. Si los frontis de las casas ya no tienen adornos sagrados. Pero ahora sé que la Puerta del Sol no ha sido trasladada, que se destruye por los líquenes y la erosión eólica, Que la corrupción institucional persiste en Tiwanaku.

(Los Tiempos  1º de marzo 2016. Condori en reunión con la UNESCO, elaboran el plan de gestión para 30 meses. “Es el primer plan de manejo en el país” … acotó. Sin comentario.)