Noticias El Periódico Tarija

Tarija ha dado muestras de como no se debe administrar recursos, de como los miles de millones no pudieron ser bien aprovechados en beneficio de la gente. La época de oro tiene como protagonistas al ex prefecto Mario Cossio, luego Gobernador por unos meses, al Gobernador interino Lino Condori y al actual, Adrián Oliva, ya en medio de las vacas flacas como el mismo se ha ocupado de decir.

A Mario Cossio le toco un tiempo difícil, de posicionamientos políticos radicales, con un Evo Morales recién llegado a la Presidencia tratando de afianzarse y un bloque de autoridades ligadas al sistema tradicional de partidos políticos no resignados a perder el control ante un fenómeno popular. Cossio confronto desde el principio por pertenecer a una corriente diametralmente distinta a la de Morales, su escudo fue la autonomía, muy útil para motivar a la población y darles una razón para luchar. Su talón de Aquiles fue la administración de los recursos y su pretensión de no obligar al Gobierno Nacional a cumplir su responsabilidad con la región, para utilizar lo que tenía Tarija… pesadas denuncias de corrupción circularon en su contra.

Lino Condori se encontró de la noche a la mañana a la cabeza de la Gobernación más rica de Bolivia, con cientos de millones de dólares cada año llegando sin cesar que se escapaban de su planificación, era tanto dinero que no tenía destino porque simplemente llegaba más, quienes lo acompañaron se ocuparon de explicar que los recursos se fueron a las provincias distribuyéndolo en el marco de la descentralización como nunca antes se lo había hecho. Lo curioso es que al no verse obras en la ciudad capital, tampoco se ven en las regiones, lo que hace dudar de como fueron administrados pues las denuncias de malos manejos se sumaron día a día.

La joven gestión de Adrián Oliva ya tiene críticos propios y extraños pues dicen no identificar hacia donde va ni un plan coherente que reactive la economía del Departamento. Sus Secretarios intentan por todos las formas de explicar que todo es distinto y la crisis nos golpea fuertemente, que Tarija recibirá mucho menos dinero que antes y aún tiene pesados compromisos que cumplir. Pero la paciencia se acaba y la marca «crisis» que se ha intentado posicionar parece que va cayéndose y la gente va exigiendo acciones concretas de acuerdo a los retos actuales. Es todavía muy pronto para calificar la gestión de Oliva pero si se puede decir que precisa de cambios y ajustes porque no se podrá seguir sustentando algunos elementos con puntales debilitados por la incredulidad y desconfianza.

Es verdad, pasaron miles de millones de dólares en esta última década y no los supimos aprovechar, no supimos sembrar, sólo se escucharon discursos bonitos, frases armadas sin contenido y reino la inmensa ingenuidad del pueblo que luego se sabrá de las oportunidades perdidas y de lo sueños extraviados, teniendo que ser quien pague la cuenta de un banquete del que solo unos cuantos aprovecharon a costa del futuro del resto.