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El ex gobernador de Tarija, Mario Cossío, habló desde Paraguay tras conocer los resultados del referendo el paso 21 de febrero.

 HUGO RUIZ OLAZAR/ABC COLOR/28 de febrero de 2016

holazar@abc.com.py

 La derrota de Evo Morales en el referéndum que convocó el domingo para darle fachada de democracia a una dictadura en ciernes, renueva las esperanzas de más de mil exiliados bolivianos que sueñan con volver a su patria para vivir y trabajar en paz y libertad. Mario Cossío, derrocado gobernador de Tarija refugiado en nuestro país desde 2010, describe en esta entrevista las características del intolerante régimen que gobierna el país vecino.

–¿Qué significa para ustedes los exiliados este triunfo del “No” a la reelección de Evo Morales?

–Lo que menos le interesa a Evo Morales es el veredicto del pueblo. Yo fui derrocado siendo gobernador electo de Tarija por segunda vez consecutiva. Se cree un reyezuelo que tiene derecho a gobernar de por vida.

–¿Usted no cree que esto sea el comienzo del fin del “socialismo del siglo 21” que ya tuvo reveses en Argentina y Venezuela?

–Para los que fuimos forzados a abandonar nuestra patria hace ya bastante tiempo, el triunfo del “No” es una esperanza, pero no va a ser fácil. Soy pesimista. Fíjese lo que dijo para justificar su derrota: “Los que votaron el Sí votaron por Evo. Los que votaron el No votaron para que no se vaya Evo”…

–Dijo que los que votaron por el No fueron engañados por “la derecha”…

–Son delirios de alguien que se cree el único ser que puede gobernar a Bolivia. Todas las instituciones democráticas están bajo su control, incluidos el tribunal electoral, las fuerzas armadas, la policía y la justicia. El triunfo del “No” traduce el hartazgo de la ciudadanía hacia un régimen que no produce ningún cambio y que ya no puede tapar la corrupción, el narcotráfico, el enriquecimiento ilícito impune de sus principales sostenedores. Por más control que tienen de los medios de comunicación ya no pueden mantener al pueblo con los ojos cerrados.

–¿Cuál fue su cargo político?

–Tuve varios. Fui presidente de la Cámara de Diputados. Fui gobernador de Tarija por dos períodos. Cuando fui reelegido para un segundo período y a medio camino, el régimen me derrocó. El mismo destino siguieron los gobernadores de (las provincias) Beni y Pando. Siendo presidente de Diputados de Bolivia decliné asumir la presidencia de la República. El cargo me correspondía por sucesión constitucional ante la renuncia del entonces presidente Carlos Mesa y del presidente del Senado.

–¿Por qué no quiso asumir la presidencia?

–Porque creímos contribuir de esa forma para resolver la crisis política que entonces vivía Bolivia, para preservar su democracia.

–¿Qué pasó entonces?

–Mi renuncia dio paso a la asunción del entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé, y la convocatoria adelantada a elecciones generales, en las cuales se haría de la presidencia Evo Morales.

–¡Qué paradoja! ¿Allanó el camino para que asuma el actual responsable de su exilio?

–Exactamente. Y cuando llegó Morales a la presidencia en 2005, en un ataque de sincericidio dijo públicamente que había llegado al poder para quedarse “toda la vida”.

–¿Lo dijo así, públicamente?

–Están las grabaciones. Detrás de ese anuncio obviamente estaba un funesto plan antidemocrático destinado a perpetuarse a través de una dictadura disfrazada de democracia, una dictadura que hoy mantiene encarcelado desde hace siete años al gobernador de Pando, Leopoldo Fernández. El gobernador del Beni, mi compañero de lucha Ernesto Suárez, también estuvo preso mucho tiempo.

–Usted se exilió en Paraguay…

–Estoy refugiado en Paraguay…

–¿Tienen orden de detención del Gobierno?

–Sí, como todos, como los más de mil que estamos fuera del país. El régimen ya tiene 11 años y apuntaba a asegurar su poder hasta el 2025 por lo menos. La Constitución solo le permitía dos períodos…

–¿Fue acomodando en la medida de sus necesidades?

–Claro, a su plan de quedarse en el poder toda la vida. En ese camino copó todos los órganos del Estado que hoy están subordinados al régimen: el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Electoral… A ellos se suman otras estructuras como las Fuerzas Armadas, la Policía. El régimen produjo la destrucción institucional del Estado boliviano. Dio muerte a la República de Bolivia para instituir lo que él bautizó como el “Estado Plurinacional de Bolivia” que implica dejar atrás cerca de 200 años de construcción institucional republicana.

–Chávez también instituyó a su país el rótulo de “República Bolivariana de Venezuela”. Nombres raros ¿para qué?

–Para justificar la dictadura, las violaciones a la Constitución, a las leyes, para justificar el encarcelamiento de opositores, sean alcaldes o gobernadores electos, y de todos los que sean catalogados como un peligro para el régimen.

–Es como si estuviera describiendo el régimen de Stroessner. ¿Y nadie protesta?

–Ya le comenté lo que pasa con los que protestan demasiado. En Tarija hay otros dos líderes cívicos: José Vaca y Felipe Mossa. Estuvieron presos 5 años sin proceso ni culpa. El régimen inventa causas penales para atar de manos y pies a sus enemigos. Los magistrados no son más que sus operadores políticos nombrados a dedo…

–¿Y la prensa?

–La libertad de expresión es violada de manera sistemática. Se persigue y encarcela a comunicadores y líderes de opinión. Se cierran los medios de comunicación independientes que no se someten al régimen o se obliga a venderlos a los satélites del Gobierno. En fin, es una dictadura encubierta. El cinismo y la mentira forman parte de la propaganda oficial. Morales juró que no se postularía a un tercer mandato y con este referéndum ya pensaba en el cuarto. Después vendrá el quinto y así. Su vicepresidente, Álvaro García Linera, se hizo pasar como matemático y sociólogo antes de ser electo en 2005. Se descubrió que era un farsante. No tenía ni título de matemático ni de sociólogo como se hacía llamar…

–Morales fue salpicado por unos escándalos. Dicen que fue determinante en su derrota…

–Una reciente contratación directa, sin licitación, por más de 560 millones de dólares a la empresa china Kam See, representada por su pareja sentimental, es tan solo un ejemplo…

–¿Cómo se llama la mujer?

–Gabriela Zapata Montaño. Ese caso es solamente una muestra del asalto gigante que hace a las arcas del Estado. La mujer recién hace un mes recibió su título de bachiller. Aparte, hay otro escándalo tan canallesco como este. Asaltaron fondos destinados a los pobres hermanos indígenas. Involucra a los más estrechos colaboradores del Presidente. Hay otro asunto que nos avergüenza a los bolivianos ante el mundo, el tráfico de cocaína, algo que destruye las entrañas de la institucionalidad y del cual Evo Morales jamás podrá desvincularse, porque sigue apoyando y se muestra orgulloso de las federaciones cocaleras que producen la materia prima para la cocaína. Son hechos que infligieron una herida de muerte a la democracia y el estado de derecho.

–En ese referéndum el electorado le dijo “No” por primera vez en 11 años…

–Obviamente puede ser el inicio del fin de su proyecto totalitario. Como le dije, soy pesimista, pero el referéndum abre un camino nuevo hacia la recuperación de la democracia y las libertades.

–¿Por qué la oposición es incapaz de unirse?

–Bueno, lo primero que hay que entender es que la oposición fue atacada, perseguida, encarcelada, exiliada, destruida para despejar el camino hacia la dictadura. Hay partes de la oposición en Bolivia pero fuera del país hay mucha oposición también. Somos dirigentes políticos que fuimos forzados al exilio precisamente porque el régimen no admite convivir con políticos que le pueden hacer sombra. Si yo decidía permanecer iba a estar preso como mi colega gobernador de Pando. ¡Imagínese, son siete años! Pero hay un proyecto natural de reagrupación para reconstruir el país…

–Se conoce poco de la realidad boliviana. No es como Venezuela, que está en boca de todos…

–Primero porque el régimen boliviano hizo un enorme esfuerzo para controlar la información adentro y afuera copando los medios de comunicación, controlándolos y haciéndolos funcionales. Pero también, es doloroso decirlo, ha habido una suerte de silencio cómplice de una gran parte de la comunidad internacional que sabe lo que ha venido pasando en Bolivia pero prefirió guardar esta verdad. Veo que gobernantes importantes de nuestra región, como el presidente Mauricio Macri o el presidente Horacio Cartes, no dudan en pedir públicamente la libertad del opositor venezolano Leopoldo López, preso político del gobierno de Nicolás Maduro, y de reclamar el cese de las violaciones a los derechos humanos. Leopoldo López es un gran amigo personal. En Bolivia hay presos que tienen más de siete años de cárcel y no se sabe por qué. Habemos mil refugiados certificados por Acnur y pocos saben en el mundo de esto porque el régimen encontró la manera de ocultarlo. Pero la verdad no se puede ocultar para siempre.

–¿Cómo pudo convertirse Morales en hombre fuerte sin ser un militar o político tradicional?

–Por los precios de los hidrocarburos y de los minerales que le dieron abundancia de dinero. Con eso financió su régimen autoritario. Ahora los precios están cayendo y los bolivianos están empezando a vivir esa realidad.

–¿Buena administración?

–En absoluto. No es un asunto de buena administración financiera. La abundancia de recursos disimula cualquier ineptitud. La prueba la tenemos ahora con esta serie de escándalos de corrupción que comienzan a flotar en la superficie. Ningún gobierno en toda la historia tuvo la cantidad de dinero que tuvo este Gobierno…

–¿A qué se atribuye que sean tan contemplativos los gobiernos?

–Algunos por complicidad ideológica. Callan y eso es complicidad. Otros han preferido darles prioridad a sus relaciones comerciales, económicas, para también disimular la realidad. Estamos en una América Latina donde nos hemos vuelto tolerantes con gobiernos que, como en el pasado, era normal que encarcelaran opositores, algo inadmisible en estos nuevos tiempos. El problema de Bolivia no es solo de Bolivia. Es un problema de la región donde se pretendió instalar un proyecto totalitario continental que hoy está en crisis pero sigue de pie. Va a intentar reproducirse.

–¿A pesar de sus derrotas?

–Sí, pero siguen gobernando como si nada. Son unos tramposos. Ahí están sus presos políticos, sus exiliados. Ellos van a continuar levantando banderas correctas, como la pobreza, la exclusión, la marginalidad, como propaganda, como móvil para instalarse a perpetuidad en el poder.