«La única justificación para la existencia de un zoológico es que este brinde un hogar adecuado a los animales que lo necesiten y que su presencia promueva en el público visitante una actitud favorable hacia el ambiente»
Esa es la teoría y la práctica que se piensa y se aplica en lugares lejanos y realidades diferentes a la nuestra. En Tarija la cosa es diferente: Las autoridades no hacen nada para mejorar las vidas de los animales aunque sea fácil hacerlo; tampoco les importa perder un juicio por maltratadores de los animales; ni que la sentencia judicial suponga un riesgo inminente de cerrar el zoológico. Total, como son capos con el discurso, ya se inventarán alguna patraña para mentirle a la población.
En Tarija, lejos de cumplir con la justificación de arriba, ¡incluso se dan el gusto de gastarse más de 12.000.000,00 (doce millones) de bolivianos en la construcción de un nuevo zoológico que no cumple con las condiciones y requerimientos técnicos básicos para ser habilitado como un centro de custodia de fauna silvestre y, por lo tanto, no consigue la Licencia de Funcionamiento! Las consecuencias de ese descuido, negligencia, falta falta de sangre en la cara y de sensibilidad, son funestas: ¡ni los animales ni las personas pueden hacer uso de él!
¡Ni más ni menos que un ELEFANTE BLANCO!
15 meses de engaño a Tarija
Así es, a de 15 meses de su pomposa y aplaudida inauguración, el nuevo zoológico de Tarija está lejos de servir como un centro de custodia de fauna silvestre y mucho más lejos de lograr la segunda justificación arriba descrita: «promover en el público visitante una actitud favorable hacia el ambiente».
O sea, a más de 15 meses de su inauguración, lo único que propios y extraños pueden disfrutar del nuevo zoológico y de la gigante cantidad de billetes que se gastaron, es el letrero colgado en la puerta que dice: «CERRADO POR MANTENIMIENTO HASTA NUEVO AVISO».
A 15 meses de su inauguración, y todavía no cumple con los requisitos necesarios de sanidad, nutricionales, de aislamiento, educativos, recreativos, ni nada de nada. Básicamente, no cumple con ninguno de los requerimientos técnicos y, consecuentemente, no cuenta con una licencia que le permita funcionar y cumplir con ninguno de sus objetivos.
Sin embargo, como si no abrir al público sería poca cosa, durante esos meses 15 meses de trabajo a puertas cerradas en el intento de remendar las negligencias y torpezas cometidas durante su construcción, pero a la vez, haciendo caso omiso de su falta de licencia de funciónamiento, uno a uno y calladitos, varios de los animales del zoológico actual fueron trasladados al zoológico nuevo. El balance de esta ilegalidad, un nuevo desastre:
x un cóndor con el ala dislocada durante el traslado;
x un cóndor muerto durante una pelea en el nuevo zoológico;
x ¡varios gansos muertos y muchos más heridos como resultado del ataque de unos perros!
Sobre el cóndor muerto, le mandé una carta al gobernador preguntándole sobre por qué el dejaba trasladar a los animales al nuevo zoológico si sabía, perfectamente bien, que no contaba con Licencia de Funcionamiento (Carta adjunta). ¡Esa carta nunca me fue respondida!
Una batalla contra la burocracia, el poder y la falta de voluntad.
El equipo de trabajadores que día a día se esfuerzan para sacar este proyecto adelante, están librando una difícil batalla. Ellos, no solo cuentan con poca gente, sino que los insumos que necesitan, o no los tienen o los tienen escasos. Sus pedidos de una camioneta, del material necesario y de más personal, parecen caer en saco roto. En su gran mayoría, son gente auténticamente convencidos de que, trasladando a los animales al nuevo zoológico, estarán mejor.
Al alcalde, parece no importarle ni la aflicción de sus trabajadores, ni el sufrimiento y muerte de los animales, ni que la población no cuente con un lugar a donde llevar a sus niños, ni que cada día que pasa sin que ese zoológico se abra, es un día más de engaño a este pueblo. Total, ¡él sigue organizando festivales de «chancho a la cruz», «motoqueadas» y, como gran cosa, el paso del personal de asistencia del Rally Dakar por Tarija!
Mientras tanto, en palabras de algunos concejales y del veterinario del zoológico, «los animales que todavía viven en el Parque Zoológico Infantil Oscar Alfaro, se muerden la cola y se arrancan el pelo del estrés» Sea quien fuere quien lo diga, esta es una verdad a gritos. Los animales que todavía viven en el zoológico actual, están muertos en vida.
Sin embargo, lo que no se entiende es ¿por qué, a 15 meses de su inauguración, los animales no están ya en el nuevo zoológico y la gente todavía no puede visitarlo? ¿Por qué? Porque solo después de llevar a los primeros animales e inaugurarlo, se enteraron que los visitantes y los animales necesitan algo de seguridad y, como viven ahí, los animales silvestres también necesitan agua, sombra, un lugar donde preparar los alimentos, una veterinaria donde los atiendan si se enferman, áreas de cuarentena, y un sinfín de otros requisitos con los que no cuenta.
O sea, si, por increíble que parezca, ¡se olvidaron de construir una clínica veterinaria donde poder tratar a los animales enfermos!; ¡se olvidaron de instalarle agua potable!; ¡las jaulas y las lagunas, no cuentan con una barrera de protección!; ¡no cuenta con un programa educativo!; ¡no cuenta con un equipo de seguridad en caso de accidentes! Literalmente, le faltan muchísimas cosas para poder abrir como «Dios manda».
Así es, le faltan muchísimas cosas y, mientras tanto, los animales siguen pudriéndose en vida en el zoológico actual. ¿Qué dirá Rodrigro Paz? ¿Será que se anima a decir que él no sabía nada de esto, y que toda la culpa es del anterior alcalde? Porque si hay algo claro en toda esta confusión, es que hay un culpable. Y si no es Montes, entonces es Paz. Pero no hay duda de que es uno de los dos o, por último, los dos. Eso lo dirá el juez
Y, como dije, ¡mientras el alcalde organiza más festivales de «chancho a la cruz», «molonqueadas», un sinfín de actividades vacías, y se sigue haciendo aplaudir por inauguraciones fraudulentas, los animales siguen pudriéndose en vida en el zoológico actual! No hay duda de que ¡Tarija es la capital de la violencia a los animales silvestres!