Notamos una actitud distinta en el presidente de la Asamblea Legislativa Departamental, William Guerrero, que se caracterizo por ser cauto en sus palabras y a hablar siempre en tono conciliador. Hoy es más directo y fija posiciones que van al son de lo que decide su bancada, la del Movimiento al Socialismo, así sucede en el caso de la ley del PEU-P que al ser observada por la Gobernación, se anuncia que podría ser promulgada por esta autoridad. Recordemos que Adrian Oliva propone cerrar este programa, ya que no existen los recursos económicos suficientes para sostenerlo ni se justifica su vigencia, por lo que se creo el Servicio Departamental de Empleo.
Igualmente Guerrero, que mantuvo cierta cordialidad con Oliva, cuestiono su primer informe de gestión diciendo que más se escucharon quejas que un informe sobre lo que se hizo como parte de esa gestión. Antes no se lo había escuchado al Presidente de la Asamblea criticar de manera directa acciones o actuaciones del Gobernador… parece que algo ha cambiado y coincide con una serie de movilizaciones y protestas vigentes desde fines del 2015, a las que aún la Gobernacion no ha podido dar una solución definitiva. Podría entenderse este fenómeno como que efectivamente el relacionamiento político entre el Gobierno Nacional y el Departamental ya no es el mismo tal cual lo venimos viendo, la dinámica es otra y como que se le va haciendo difícil al Gobernador sobre ponerse con poco dinero en la cuenta.
Adrián Oliva ha anunciado que pedirá un reajuste del presupuesto 2016 que fue calculado tomando como parámetro los $us 45.- por barril de petróleo, lo real es que apenas oscila en los $us 30.-, lo que hace que los números varíen dramáticamente. Además, se habla de un plan de rescate financiero que para ser aplicado requiere de la venía del Presidente Evo Morales, ya se le solicito audiencia y se espera su respuesta. En otras palabras, el panorama es complejo y para sobrellevarlo no basta la buena voluntad local ni los recursos de la región. Quien diría que el Departamento más rico de Bolivia tenga que estirar la mano de nuevo pidiendo asistencia, esta no es una crítica a la anuncios de Oliva, no tiene muchas opciones a la vista. La pregunta es hasta donde y hasta cuando podrá soportar esta presión, que se puede hacer más intensa en la medida que sectores sociales como los campesinos y otros insistan intransigentemente en sus exigencias. Hasta dónde y hasta cuando soportara esta delgada cuerda que nos separa del caos y la sobre vivencia en el cuadro de crisis que nos muestran desde hace varios meses.