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La descripción norcoreana de la presidenta de Corea del Sur como «una arpía vieja y loca» destinada a una muerte súbita violenta podría intensificar la batalla de insultos llevándola a un nuevo nivel de hostilidad.
Corea del Norte ha calificado anteriormente a los predecesores de la presidenta Park Geun-hye de traidores y ratas, pero las invectivas que lanza contra la primera presidenta mujer Corea del Sur tienden a ser más insultantes que nunca, incluso llamándola «prostituta» y calificando su relación con sus aliados estadounidenses en términos sexuales crudos.
Los insultos y descalificaciones, que llegaron hasta tildar a la mandataria de «prostituta», tensan aún más la delicada relación entre ambas Coreas.
Dividida en dos por los soviéticos y los estadounidenses a fines de la Segunda Guerra Mundial, las dos Coreas libraron una cruenta guerra a principios de la década de 1950 y han pasado gran parte de las décadas siguientes amenazando mutuamente su destrucción.
Mientras desarrolla un arsenal nuclear, Corea del Norte ha sido superada en las últimas décadas en términos diplomáticos, económicos y militares por Corea del Sur y por lo tanto ha dependido más de las palabras como arma. Lo ha hecho especialmente durante las presidencias de líderes surcoreanos conservadores como Park y su predecesor inmediato Lee Myung-bak.
Antes de que Lee asumiera el cargo en 2008, durante casi una década sucesivos dirigentes liberales promovieron una cooperación con Pyongyang y enviaron numerosos cargamentos de ayuda a Corea del Norte.
Los ataques norcoreanos podrían estar destinados a «reducir las esperanzas de unificación, que la elite norcoreana realmente no desea porque de ningún modo podrían mantener sus privilegios», afirmó Robert Kelly, politólogo en la Universidad Nacional de Pusán en Corea del Sur.
La cultura predominantemente masculina de Corea del Norte puede tener que ver con la característica de sus ataques. Kelly dice que Corea del Norte podría no comprender que el lenguaje sexista disgusta a muchos.