Noticias El Periódico Tarija

Juan Luis Coronado D.

Estabilizar el gasto público aparece como el único o más claro objetivo de la gobernación. Sin embargo, no ha logrado encaminar acciones prácticas que resuelvan la compleja situación que se enfrenta; y es que la ecuación (Ingreso = Gasto Público) formulada por los gobernantes no incluye la totalidad de las variables y lo más grave pretende que algunas de ellas no existen o no merecen tomarse en cuenta.

La baja de los precios del Petróleo, es la justificación paraparalizar o postergar inversiones de gran importancia para la construcción de nuestro futuro. Por eso los ingresos consideraron las fuentes tradicionales, con la disminución que genera la baja de precios indicada.

El desequilibrio financiero, se origina cuando el presupuesto ignoró variables de Gasto Público de fuerte impacto económico y social, desestimando inclusive el marco normativo nacional. La primera omisión fue excluir los proyectos de continuación que tienen la primera prioridad de gasto; la segunda, se colocó los proyectos sin fondos suficientes (80% de los incluidos en el presupuesto tienen fondos insuficientes para el 2016). Deficiencias que se suman a la falta de previsión para cancelar el avance de los proyectos en ejecución y que no fueron cancelados el 2015, para citar algunas variables omitidas o subestimadas.

Programación presupuestaria que denota indisciplina fiscal y falta planificación por lo menos financiera (parece imposible pedir una Planificación del Desarrollo Departamental), que ha devenido en una descompensación de las finanzas públicas generando iliquidez en las empresas proveedoras de bienes y servicios, originó problemas sociales y dan inicio a conflictospolíticos, subregionales y sectoriales en el departamento. En definitiva, se fabrica una “crisis artificial”, que camufla serias deficiencias de gestión pública.

La trampa de esta igualdad se genera al luchar por equilibrar laecuación con una estrategia equivocada, dando lugar ainestabilidad económica, social y política. Situación que empieza a configurar un daño económico al Departamento sin precedentes en nuestra historia. Las empresas constructoras primero se vieron obligadas a disminuir el ritmo de ejecución de sus obras y despedir personal, resultando en incumplimiento de contratos y recisión de los mismos. Segunda consecuencia, las constructoras no pueden cumplir sus obligaciones impositivas y venden sus activos para honrar deudas que no pudieron cancelar debido a la falta de pagos de la Gobernación. Resultado final, descapitalización y destrucción del sector de la construcción. Tercera, las obras paralizadas generan ineficiencias no solo por el deterioro de los avances que alcanzaron; sino que, asignar recursos a nuevas obras antes de concluir las que están en curso, da lugar a fuertes daños económicos debido a lucros cesantes y costos hundidos que incrementan claramente los beneficios de las mismas.

Los problemas sociales se presentan por el despido de trabajadores que estuvieron contratados por el sector de la construcción. Como si fuera poco, sin mediar un sistema gradual y sistémico, se despide a los trabajadores del PEUP, estas dos causas estarían eliminando alrededor de 7000 empleos directos, con los consiguientes efectos en las familias, hogares destruidos, marginalidad, exclusión, pobreza, delincuencia, drogadicción, alcoholismo, etc. Política financiera errónea y despiadada con la población vulnerable del Departamento.

Esta política económica extrañamente se parece mucho al “ajuste estructural” implementada en los años ochenta y como era previsible, generó un enfrentamiento político con la posiciónde quienes respaldan a los pobres, luchando por el acceso y la igualdad de oportunidades, objetivos que están íntimamente relacionados con generación de fuentes de trabajo digno. Era de esperarse reacciones en la Asamblea Departamental que con razón desean evitar esta debacle socioeconómica.

Debacle que puede evitarse sosteniendo el nivel de inversión, como el caso de la Gobernación de Santa Cruz quien recibiendo la mitad de regalías que percibe Tarija, atenuó este efecto accediendo a más de 300 millones de dólares de fideicomiso. Tarija extrañamente, definió la reducción de la inversión; antes que la nivelación de ingresos por la vía de apalancar recursos de créditos y acceso a fondos no reembolsables. Es de esperar que se realicen fuertes golpes de timón en la gestión de nuestra Gobernación, todavía estamos a tiempo de evitar este sinuoso camino e irreparable final.