Noticias El Periódico Tarija

Nuestro trabajo en medios de comunicación y en especial en televisión desde hace varios años atrás, nos ha enseñado mucho y seguimos cada día aprendiendo, nos ha permitido vivir experiencias hermosas y otras muy tristes, como cuando organizamos campañas de solidaridad para ayudar a alguien con algún problema, sobretodo de salud, vimos como un denominador común se hacía más evidente ante cada situación que se presentaba… el cáncer, en niños y adultos, desde gentes que pedían cooperación para comprar los medicamentos para una quimioterapia hasta quienes necesitaban viajar a otro lado para las radioterapias. Todos cuadros desoladores, la desesperanza pintada en la mirada de cada humilde familia que veía en el factor económico un escollo para seguir luchando contra tan horrible enfermedad.

En nuestro entorno social tampoco pudimos dejar de ver como personas conocidas o familiares de ellas, amigos… caían también en las garras del cáncer, hasta que nos toco en carne propia cuando un ser muy querido se iba por la misma razón. Francamente siempre escuchamos a todos hablar sobre la cantidad de casos de cáncer en Tarija y preguntarse por que sin obtener respuesta, sólo especulaciones que iban desde que el agua esta contaminada con desechos tóxicos o nucleares porque un día llegaron soldados americanos y en el Rincón de la Vittoria enterraron no se sabe que. También se le echa la culpa a la fumigación sin limites ni control de verduras y frutas con pesticidas prohibidos que luego consumimos y el hecho de que esos mismos químicos son arrojados a las aguas de ríos y quebradas con las que igualmente se riegan miles de hectáreas de cultivos de los que nos alimentamos, un círculo vicioso mortal de nefastas consecuencias.

Desde nuestro sitio de comunicación con la gente, repetimos hasta el cansancio que no era posible que a nadie le importe lo que pasa, en particular a quienes les toca ser autoridades, que nadie pida ayuda del nivel central para averiguar que sucede en Tarija, que no se hagan estudios serios para determinar las causas de tantas muertes por esta razón. Nunca se escucharon las respuestas, hablamos con Prefectos, Gobernadores, diputados, senadores, asambleístas y nada. Un «no importismo» llevado al extremo que cobra cada vez más vidas. Sólo rescatamos como antecedente los análisis al agua del embalse de San Jacinto, con la que se riegan miles de hectáreas y de la que bebió toda la población, que se realizo a través de la Universidad Autónoma de México (UNAM) pero cuyos resultados escandalizaron a quienes estaban en la Prefectura, Alcaldía y otras instituciones al punto de «interceptar» a la profesional que llegaba a presentarlos y con quien pudimos hablar «off the record» luego y también en una entrevista pública, el tono y el nivel de información fue muy distinto en ambos casos por ciertos «extraños condicionamientos» de autoridades locales. En fin, se recomendó no consumir agua del embalse (durante años en época de estiaje nos abastecimos con ese líquido) ni nada que viva en el ni se extraiga de el, peces u otro ser vivo, así de tajante fue, porque se identificaron metales pesados y químicos que podían ser cancerígenos. Sólo se declaró una cuarentena por cierto tiempo, no se hizo nada más en el lago ni se asesoro a los campesino para evitar que usen fungicidas sin control ni se verifico que los agro químicos vendidos en Tarija sean aquellos que no tenían prohibición alguna, nada más. Se contrasto dicho estudio con un análisis en la Universidad de Jujuy, Argentina, y todos se callaron como por arte de magia.

Una encuesta recientemente realizada por una universidad en nuestra ciudad revela que al menos el 42% de los tarijenos, en los últimos cinco anos, hemos tenido un pariente en primer o segundo grado, enfermo de cáncer, es una cifra que nos deja pasmados, alarmados, preocupados, ojalá no sea solo a nosotros y no suceda como antes, que otra vez esos datos choquen con la indiferencia de quienes pueden hacer algo, primero para saber que sucede y después para ver que hacer para revertir esta realidad.